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LIBRO AMEBAS, AMEBIASIS & OTROS PROTOZOARIOS

INTRODUCCIÓN

INDICE

AUTOR

 

 

ÍNDICE

 

609. NORMAS PARA EL TRATAMIENTO DEL ABSCESO HEPÁTICO AMEBIANO

 

Ya en el corpus hippocraticum, el célebre Hipócrates al referirse a las disenterías, hace una clara advertencia sobre el absceso hepático amebiano. Atribuye mal pronóstico a la diarrea sanguinolenta si se acompaña de fiebre o deposiciones mucosas de carácter mixto que cursan con inflamación del hígado.

 

De todas las complicaciones extraintestinales por ameba histolytica, el absceso hepático amebiano es la más frecuente. Su gravedad depende de la evolución y tamaño de la lesión y no necesariamente debe existir el antecedente de una colitis amebiana grave para que esto ocurra. El veinte por ciento de pacientes con absceso hepático amebiano, presentan en forma conjunta un cuadro de amebiasis intestinal invasora. Una laceración de la mucosa incluso asintomática, puede ser la puerta de entrada del trofozoito amebiano al torrente circulatorio, de esta manera la siembra se realiza por vía hematógena, no necesariamente por lesiones del colon que se localizan en el ángulo hepático, pueden ser a cualquier nivel.

Es un padecimiento de inicio lento que cursa con sintomatología muy variada Astenia, anorexia, alzas térmicas, náuseas que llegan al vómito, dolor constante no agudo, localizado en el área hepática que se irradia a la cintura y hombro derecho, dolor abdominal tipo cólico de intensidad variable y presentación intermitente, presencia de deposiciones a veces blandas u otras semilíquidas acompañadas de moco y sangre.

 

Los esquemas terapéuticos consiguen alivio de los síntomas y superan la enfermedad. La recuperación orgánica y las pruebas funcionales hepáticas tardan en normalizarse. El éxito terapéutico depende además de otras acciones como son hospitalizar y estabilizar al paciente, utilizar soporte nutricional, usar derivados Imidazólicos intravenosos a dosis altas y continuar luego con la administración de antiamebianos de acción intestinal para prevenir posibles nuevos focos de localización parasitaria. Cuando el absceso se presenta en pacientes pediátricos utilizamos Metronidazol en dosis de 30-50 mg./Kg/día durante 7-10 días. Alternativamente se puede usar el Ornidazol en dosis de 30 mg./Kg/día por el mismo período de tiempo.

 

De confirmarse la presencia de bacterias además de la ameba, se debe asociar una Cefalosporina de tercera o cuarta generación y un Aminoglucósido. Afortunadamente la mayoría de abscesos hepáticos amebianos se superan con tratamiento clínico y en condiciones especiales se deben realizar drenajes a fin de evitar colecciones que puedan sembrarse en otros sitios. Se deben drenar solo las colecciones muy grandes que no responden al tratamiento clínico. Recordemos que los controles ecosonográficos demuestran que las lesiones hepáticas tardan en normalizarse. Esto no quiere decir que se deba seguir tratando un paciente que clínicamente se encuentre bien porque observemos imágenes ecográficas en proceso de resolución. Estas lesiones tardan en resolverse algunas semanas.

 

Los abscesos hepáticos amebianos del lóbulo derecho son los más frecuentes y los que suelen drenar al exterior. La perforación de los que están localizados en el lóbulo izquierdo lo hacen hacia la cavidad abdominal y en ocasiones hacia el pericardio en cuyo caso el pronóstico empeora.

 

Una vez superado un absceso hepático amebiano, es recomendable realizar tratamientos antiamebianos preventivos con medicación de acción sistémica cada seis meses durante al menos dos años y anualmente por tres años más. Las recidivas son muy raras. De presentarse suelen ser reinfecciones hepáticas que se producen a partir de focos colónicos que no han sido correctamente erradicados.

 

A pesar de la importancia de la enfermedad como problema de salud pública, contamos con un número relativamente reducido de medicamentos para el tratamiento de la disentería y el absceso hepático amibianos. La mayoría de ellos con un margen terapéutico estrecho y con diversos efectos secundarios en el hombre. Han aparecido informes de resistencia de la entamoeba histolytica a algunos de los fármacos antiamebianos más usuales. Resulta por lo tanto conveniente la búsqueda permanente de compuestos antiamebianos más eficaces y mejor tolerados. Como resultado de varias investigaciones surgió el gosipol, polifenol sintetizado en forma racémica por la planta de algodón (Gossypium hirsutum), este compuesto ha sido ampliamente estudiado por su actividad antifertilizante en el hombre. El gosipol es también un potente inhibidor del crecimiento de varias cepas de entamoeba histolytica in vitro, demostrando además una actividad muchas veces tan potente como la emetina, metronidazol y diyodohidroxiquinoleína. Se deberá esperar sus resultados a largo plazo.

 

La indicación de drenaje mediante catéter percutáneo con ayuda de imagenología se hace cada vez menos. Es útil en los casos en los que a pesar de estar recibiendo un tratamiento adecuado, no existe mejoría clínica o ante la inminencia de la ruptura de un absceso, en especial aquellos que se localizan en el lóbulo hepático izquierdo. En el embarazo el drenaje es una alternativa en especial en los abscesos hepáticos amebianos que se presenten en el primer trimestre. Las grandes colecciones han sido tradicionalmente drenadas y esto ha originado muchas veces abscesos bacterianos, a pesar que se efectúen en condiciones de máxima asepsia.

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