ÍNDICE
117.
RELACIÓN DE SÍNTOMAS ENTRE LA AMEBIASIS INTESTINAL Y
EXTRAINTESTINAL
La
ameba histolytica en la forma de trofozoito pude emigrar
a cualquier parte del organismo por vía sanguínea,
pudiendo vivir en comensalismo o de huésped sin producir
daño. Las cepas amebianas grandes son más invasivas y
generalmente patógenas. Mediante genética e ingeniería
molecular y por estudios bioquímicos se sabe que la
patogénesis de la ameba histolytica se basa en la
presencia de la E. Histolytica que es una cepa patógena
que puede causar diversos cuadros de amebiasis
intestinal y extra intestinal, diferente a la E. Dispar
que es una cepa no patógena, incapaz de causar
enfermedad incluso en pacientes inmunodeprimidos.
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No
sabemos a ciencia cierta cuando una ameba puede producir
alteraciones en los tejidos. En ocasiones será por
aumento del número de trofozoitos, en otras por la
virulencia de los mismos, a veces porque el individuo
que las porta esta debilitado o tiene otras enfermedades
como diabetes, tuberculosis, síndrome de
inmunodeficiencia adquirida, procesos neoplásicos,
desnutrición o alcoholismo. Por esta y otras causas la
ameba pasa del comensalismo inocuo a la invasión grave.
Es frecuente además que la ameba junto con otras
bacterias intestinales, lesionen la mucosa del colon y
produzcan daño celular de forma inmediata.
Las
siembras amebianas son debidas mayoritariamente al
trofozoíto que viaja por vía hematógena Las siembras por
adyacencia también son recuentes y dependen de la
agresividad del parásito y las condiciones del huésped.
Solo los trofozoitos son invasores y su presencia indica
actividad amebiana que está gestando enfermedad. La
existencia de quistes no indica actividad amebiana pero
sí la posibilidad de que se den en el huésped las
circunstancias adecuadas para que este quiste evolucione
hacia el siempre peligroso trofozoito.
Los
síntomas amebianos se inician cuando el proceso se ha
instaurado. Puede que la contaminación por amebas
histolyticas se haga días antes, o que el organismo las
haya mantenido por mucho tiempo. Si existe las
condiciones en el huésped o la ameba se vuelve agresiva,
la enfermedad se instaura. Sin embargo, no todas las
diarreas son por causa amebiana ni tampoco es el único
parásito que puede producir esta complicación.
Aproximadamente un veinte por ciento de la población
mundial presenta o tiene amebas que no se han hecho
enteropatógenas o han provocado enfermedad intestinal o
extraintestinal. Existen áreas donde este porcentaje es
mayor. Aproximadamente ochenta mil pacientes mueren
anualmente por causa de las amebas y sus complicaciones
en todo el mundo. Por todo ello cualquier disentería
debe ser correctamente evaluada. Algunas se resuelven
con la simple hidratación y descanso intestinal, pero
las de origen bacteriano o parasitario necesariamente
deben ser tratadas de forma específica.
Antes
se creía que la amebiasis era una enfermedad que sólo se
presentaba en países tropicales o en vías de desarrollo
pero no es así. La gran adaptabilidad de las amebas a
diferentes temperaturas, lo poco que necesitan para
subsistir, los continuos viajes de personas de un sitio
a otro han sido las principales causas para que se
encuentre amebiasis en Europa o Norteamérica donde antes
no existían. Recordemos que una persona puede infectarse
y no manifestar enfermedad aunque en sus heces haya
quistes de ameba histolytica. A partir de este portador
sano se puede causar una importante propagación a
personas que no puedan tolerar a la ameba y presenten
después la enfermedad.
La
amebiasis intestinal puede ser muy grave en un individuo
y menos grave en otro. Los niños por ejemplo son los que
con más facilidad presentan perforaciones intestinales.
Muchas ocasiones por pensar en enfermedades poco
frecuentes y raras nos olvidamos de las más comunes y de
las que aún no podemos librarnos. Tampoco existe una
vacuna que nos brinde inmunidad para esta parasitosis y
una persona que presenta amebiasis puede presentar la
enfermedad tantas veces cuantas se haya contaminado.
Se
dice y con razón que los síntomas de una disentería
amebiana no son tan agudos o drásticos que causen una
gran deshidratación hidroelectrolítica como las
producidas por intoxicaciones alimentarias,
gastroenteritis bacterianas agudas, cólera o shigellosis.
Las diarreas de origen amebiano son escasas, demanda
esfuerzo expulsar las heces aunque estas sean blandas,
existen pujos, tenesmo rectal y presencia de moco con
sangre en cuyo interior se encuentran los trofozoitos
amebianos.
La
Entamoeba Hartmani es una especie pequeña que no suele
causar graves daños a nivel intestinal, sin embargo hay
que reconocerla porque cuando se vuelve enteropatógena
es muy agresiva y causa mayor destrucción tisular,
incluso tan grave como las causados por amebas
histolyticas.
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