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INTRODUCCIÓN

INDICE

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ÍNDICE

 

103. CICLO VITAL DE LA AMEBA HISTOLYTICA

 

Cada forma en la evolución del parásito es importante y básicamente pasa por los siguientes ciclos:

a)      trofozoito,

b)     prequiste,

c)      quiste

d)     metaquiste.

 

 

a. El Trofozoito

 

Tiene entre 20 y 60 micras de diámetro y es la forma como suele encontrarse el parásito en pacientes con cuadros disentéricos graves. Es una célula cuyo endoplasma (parte interna) se presenta viscosa, de aspecto granuloso, con formaciones celulares normales, además de restos de eritrocitos que han sido engullidos. El ectoplasma (parte externa) es el segmento de la célula que posee una membrana delgada, transparente y delineada.

 

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Aunque la forma de las amebas puede ser diversa, generalmente se la encuentra con pseudópodos emitidos desde la célula y que le sirven para realizar movimientos y trasladarse de un sitio a otro. Esta peculiaridad le da una imagen característica vista al microscopio electrónico (Figura N°1). La ameba tiene dos formas el quiste y el trofozoito de aspecto vegetante, irregular o ameboide.

 

 

Figura N° 1: Trofozoito de ameba histolytica visto al microscopio electrónico

 

 

El trofozoito esta compuesto por un núcleo que mide de cuatro a seis micras, en cuyo interior se aprecia el endoma central con cromatina nuclear. Posee un aparato de Golgi elemental, aunque carece de mitocondrias y ribosomas rudimentarios, polirribosomas con un retículo endoplasmático. Ocasionalmente se encuentran vacuolas con restos de glóbulos rojos, en especial cuando el paciente ha presentado una disentería  amebiana.

 

Contrariamente a lo que se cree, las amebas no sólo se alimentan de glóbulos rojos. Por esto no existen complicaciones más severas a pesar de lo extendida que se encuentra la parasitosis en todo el mundo. En ocasiones dentro de las vacuolas se pueden observar restos de bacterias que han sido ingeridas y que tampoco son el alimento esencial de las amebas. Es prudente anotar la gran flexibilidad que tienen estos microorganismos para subsistir. Pueden alimentarse solo del moco normal del intestino grueso sin causar daños, sirviéndose además de ciertas bacterias entéricas o intestinales para reducir el oxígeno y desarrollarse en mejores condiciones anaeróbicas o en concentraciones de oxígeno limitado o bajo. Además, por la simbiosis que tienen con otras bacterias, reducen el pH y condicionan mejor su ambiente. Una vez que estas necesidades se han cumplido, las amebas ya no precisan las bacterias de las que han recibido ayuda metabólica y pueden luego servirse de ellas para su subsistencia. El intestino grueso de un paciente puede verse invadido por amebas y también por bacterias y esto es lo que generalmente ocurre. Esta infección mixta provoca cuadros de diarreas con gastroenteritis. En el capítulo correspondiente se explica como la terapéutica se dirige a eliminar las dos formas de microorganismos.

 

El trofozoito puede penetrar a través de la mucosa del colon. Inicialmente se desarrolla y multiplica en sus criptas donde crecen las formas jóvenes hasta madurar. Luego por mecanismos de aumento de la •tgresividad del parásito y por falla en las defensas del huésped, se rompe ese equilibrio. El parásito alcanza la microcirculación y se forma la ulceración. Esta crece en profundidad y en extensión, se infecta con otras bacterias y la enfermedad se presenta.

 

La detección del trofozoito de la ameba histolytica en un examen de heces equivale a decir que en ese organismo hay actividad amebiana pues es la forma invasora de tejidos. Este tipo de amebas se llaman histolyticas porque producen lisis o destrucción de los tejidos.

 

Figura N° 2: Organos extraintestinales que pueden verse afectados por la acción
de la entamoeba histolytica.

 

 

La ameba puede expandirse por vecindad a otros tejidos u órganos. Lo puede hacer incluso aprovechando el torrente sanguíneo hasta alcanzar el hígado, pulmones, cerebro o el bazo (Figura N° 2). Las complicaciones en estos casos son importantes de acuerdo: a) al grado de infección, b) al sitio que hayan invadido y c) a lo extenso del daño que se ha presentado. Por expansión pueden infestar otros sectores del mismo intestino grueso, incluso llegar hasta el íleon terminal, alcanzar por vecindad la piel perianal, invadir la vulva, la vagina y formar ulceraciones hasta en el cuello uterino. Se pueden extender desde el hígado hacia el pulmón, de forma que un absceso hepático puede evolucionar a un absceso pulmonar. Desde el hígado pueden alcanzar por continuidad la piel y causar lisis a este nivel. (ver Figura 27, página 74) Las siembras en cara, piel o párpados pueden darse aunque con menos frecuencia y son debidas al rascado y siembra directa del parásito. (ver Figura 30, página 80)

 

 

b. Los Prequistes

 

Se forman cuando las condiciones de vida del trofozoito están cambiando y se hacen desfavorables. Habíamos mencionado que los trofozoitos se encuentran generalmente en las heces de una persona que sufre colitis amebiana. Pues bien, cuando las deposiciones son normales o secas, no suele producirse la expulsión masiva del trofozoito puesto que en estas condiciones estos se "secan y enquistan". Es decir que la membrana o ectoplasma se hacen mas gruesos, lo que le sirve como una forma de defensa natural. En estas condiciones acumula glucógeno que es una forma de azúcar útil para auto abastecerse durante algún tiempo. El parásito empieza a inmovilizarse y se desprende de todo el material que no ha podido digerir, adquiere una forma más pequeña de aspecto redondeado u ovalado con la característica fundamental de mantener la presencia de un núcleo en su interior. También mantiene el glucógeno dentro de la vacuola tal como lo hacía anteriormente. En esta etapa dentro del prequiste se producen cambios de gran importancia para la supervivencia de la especie. La actividad celular se distingue por cuanto el núcleo (originalmente uno) se divide en dos, luego en cuatro que es lo más común y excepcionalmente hasta en ocho. Estos, aún siendo muy pequeños, mantienen todas las características del trofozoito maduro.

 

c. Los Quistes

 

Son los primarios pre-quistes o también llamados quistes inmaduros que cumplen con todas estas características y son formaciones en cuyo interior se han presentado los siguientes cambios : 1) del único núcleo celular del pre-quiste se han formado generalmente cuatro pequeños núcleos que tienen las mismas características que el originario, 2) el glucógeno que se encontraba dentro de una vacuola ha desaparecido o mas bien se ha consumido en los procesos metabólicos generados en el interior de la célula, 3) las barras cromatoidales en el quiste se hacen poco visibles y mas bien han desaparecido. En los exámenes de heces generalmente se observan estos quistes maduros con los núcleos en su interior. Es la nueva célula que posteriormente se activa.

 

 

d. Los Metaquistes

 

No son sino trofozoitos que se han formado dentro del huésped, que ha sido primariamente infectado por los quistes. Se trata de la forma más joven del trofozoíto que ha alcanzado el intestino grueso, donde habita con mayor soltura.

 

Debemos señalar que el trofozoíto no se enquista cuando está invadiendo los tejidos. Solo lo hace cuando se encuentra localizado en la luz intestinal o cuando las condiciones para su supervivencia se hacen desfavorables. En estas condiciones se defiende enquistándose, es decir, protegiéndose.

 

Habitualmente el trofozoito joven, incluso dentro de la luz intestinal y siempre que las condiciones de su medio ambiente no hayan cambiado, se reproduce por división binaria simple, conservando las características de la célula original en cada una de sus partes. Hablamos entonces de que la ameba tiene dos formas de reproducirse; hecho importante al momento de realizar el diagnóstico y elegir el tratamiento. Los trofozoitos casi no se encuentran en heces sólidas, pero sí, en muestras de heces blandas o diarreicas y más aún en lesiones ulcerosas de la mucosa colónica. Ya sabemos que el trofozoíto puede ingresar al interior del intestino grueso aprovechándose incluso de las bacterias que habitan en él. Una vez allí suele alimentarse de los glóbulos rojos, primero de vasos terminales y conforme va invadiendo la mucosa, alcanzando vasos de mayor calibre. Ello supone que la lesión ulcerosa se hace cada vez mayor hasta adoptar la forma de "botón de camisa", caracterizada por ser una lesión redondeada de bordes gruesos, en cuyo interior se encuentra una zona amarillenta que no es otra cosa que un área necrótica de tejido que esta siendo destruido por el parásito. (Figura N" 3)

 

 

Figura N° 3: Ulceraciones amebianas sangrantes

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