El SIDA
AHORA ES UNA ENFERMEDAD CRÓNICA

Desde 1996, con la introducción de los fármacos
antirretrovirales de gran actividad (TARGA), la trasformación experimentada
en lo referente al tratamiento de los enfermos portadores del virus del
SIDA, ha sido grandiosa,
el aumento en la
sobrevida de los pacientes infectados por el VIH y la mejor respuesta a las
infecciones por enfermedades oportunistas (EO). La evolución de la
enfermedad SIDA, era nefasta en los pacientes a los pocos años de iniciado
la enfermedad, por el desarrollo de enfermedades oportunista que complicaban
el cuadro y producían la muerte, merced a la administración de la terapia
antirretroviral de gran actividad (TARGA) y tratamientos profilácticos, han
reducido dramáticamente la incidencia de aquellas enfermedades oportunistas
y su impacto en la mortalidad del SIDA. No se ha conseguido todavía la
curación definitiva de esta infección, pero el cambio experimentado en la
esperanza de vida y en la calidad de vida ha sido fabuloso.
Traigo a reflexión este criterio, porque la Asamblea quiere
dar indulto o perdón a los pacientes recluidos en nuestras cárceles, que
tengan enfermedades terminales y el SIDA, la Tuberculosis
multidrogaresistente, están siendo consideradas como enfermedades
terminales. Sabiendo que este tipo de enfermedades infectocontagiosas si
reciben el tratamiento adecuado, el pronóstico de vida de los pacientes va a
mejorar.
Todo está sujeto a una constante transformación, "nada
permanece igual, todo cambia". Hasta hace muy poco tiempo, los enfermos de
SIDA eran sistemáticamente rechazados a la hora de plantear su inclusión en
una lista de trasplantes. Así mismo la evolución de los pacientes con
enfermedad SIDA ha cambiado en los últimos años con el tratamiento
antirretroviral de gran actividad (TARGA), en el pasado los pacientes
coinfectados virus inmunodeficiencia humana (VIH) y virus de la hepatitis
C (VHC) con cirrosis en etapa terminal, eran la primera causa de muerte, y
no eran candidatos a realizarle un trasplante de hígado, hoy en día, este
criterio ha cambiado y a este tipo de pacientes coinfectados, ya se los
considera dentro del programa de trasplante hepático en los pacientes
coinfectados por el VIH/VHC.
Es sabido que, unos años atrás, la infección por el VIH era considerada una
contraindicación absoluta de trasplante de órganos, pero los logros
obtenidos en su control abren nuevas expectativas e interrogantes. Algunos
estudios recientes, parecen indicar que en algunos pacientes seleccionados,
podemos obtener resultados de eficacia del trasplante de órganos similares a
los de la población general. Entre los factores favorables, se incluye la
infección VIH estable (CD4 >200 células/ml y carga viral indetectable), la
ausencia de infecciones oportunistas y de adicción activa a drogas, así como
un perfil psicológico estable.
A medida que se mejoran los tratamientos antirretrovirales
anti-VIH, se ha ido reduciendo la mortalidad resultante de las enfermedades
oportunista (EO).
Hoy hay una clara tendencia hacia la consideración del SIDA
no como enfermedad terminal sino como una enfermedad crónica controlable.
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