CIRROSIS
BILIAR PRIMARIA XANTOMATOSA A PROPÓSITO DE UNA OBSERVACIÓN, REVISIÓN
DE LA BIBLIOGRAFÍA.
Dr.
Francisco Tama Viteri, Dra. Marcia Sánchez Carvajal, Dr. Francisco
Medina Chiriboga, Guayaquil – Ecuador.
INTRODUCCIÓN
La
cirrosis biliar primaria (CBP) es una entidad nosológica crónica
progresiva, colestásica,
de etiología desconocida, caracterizada por la destrucción,
inflamatoria de los conductos biliares intrahepáticos de tamaño
medio y septales. Esto
conduce a la colostasis intrahepática
progresiva, que conduce eventualmente al desarrollo de cirrosis y
fallo hepático, a menudo fatal.
La
cirrosis biliar primaria fue descrita primera vez en 1851 por
Adisson y Gull denominándola cirrosis biliar
xantomatosa (1), pocos años después fue descrita por Hanot
(2). Posteriormente en 1950 Ahrens utiliza por primera vez el
nombre de cirrosis biliar porimaria para referirse a
esta enfermedad (39 nombre que, aunque es utilizado
universalmente, no es del todo correcto o apropiado ya que en los
estadios iniciales la cirrosis no está
presente. Estudios
recientes han sugerido que el nombre mas apropiado
sería colangitis
destructiva no supurativa crónica (4).
La
enfermedad se presenta preferentemente
en mujeres en la edad media de la vida, en edades comprendidas entre
los 40 y los 60 años. No
existe predilección por ningún grupo geográfico ni étnico ni
asociación con grupos sanguíneo o fenotipo HLA DR – 8, DR-4 y
DR-3. Se ha
descrito asociación familiar.
La prevalencia de esta entidad oscila
entre 3,7 y 23 casos por millón de habitantes /año,
mientras que la incidencia se estima entre 4 y 15 casos por millón
por habitantes/ año (5).
Su
eiopatogenoia no está plenamente establecida
se conocen una serie de trastornos inmunológicos
que desempeñan un papel importante en ella, porlo que se la
clasifica dentro de las enfermedades autoinmunes.
Apoyándose en este contexto de autoinmunidad, se ha descrito
su asociación con otras patologías
de este tipo en un alto porcentaje de casos (6)


Etiopatogenia
La
etiopatogenia de esta enfermedad permanece desconocida hasta la
fecha. Parece existir una predisposición genética como así indica
su mayor incidencia familiar, aunque no se ha encontrado un patrón
hereditario. Probablemente
esta predisposición familiar esté relacionada con una serie de
trastornos inmunológicos detectados tanto en personas afectadas
como en familiares cercanos, que no están claro si son primarios o
secundarios a la lesión hepática.
Se han descrito alteraciones tanto de la inmunidad humoral
como de la celular, en la tabla 1
se r5esumen dichos trastornos.
Existe
hipergammaglobulinemia, sobre todo a expensas de la IgM que podría
deberse a una función T supresora alterada, la cual permitiría
que poblaciones de linfocitos B circulantes secretasen grandes
cantidades de inmunoglobulinas.-
TABLA
1.- TRASTORNOS INMUNOLÓGICOS
EN LA CIRROSIS BILIAR PRIMARIA.
NMUNIDAD
HUMORAL |
INMUNIDAD
CELULAR |
Hipergammaglobulinemia |
epresión
de hipersensibilidad cutánea al dinitroclorobenceno y
al
PPD. |
Anticuerpos
circulantes |
Depresión,
respuesta linfocitaria A mitógenos in vitro |
Activación
del sistema de complemento. |
Disminución
de linfocitos T y T activados.
|
Complejos
inmunes circulantes |
Disminución
de la actividad T
supresora.
|
La
IgM tiene una actividad inmunológica capaz de activar el sistema de
complemento, lo que explicaría que se encuentre un acusado
hipercatabolismo de C3.
La
relación de anticuerpos circulantes detectados es extensa:
anticuerpos antinucleares (ANA) antirioideos,
linfotóxicos, antitrombocíticos y sin duda alguna los más
importantes de todos ellos, los antimitocondriales (AMA). Que se
encuentra positivos en el 90 – 100%
de los casos.
Estos
últimos, los antimitocondriales, se tratan de un grupo de
autoanticuerpos que reaccionan con diferentes antígenos
mitocondriales.
Estudios
recientes han demostrado que éstos anticuerpos reconocen un antígeno
asociado al complejo AT Pasa, de la membrana interna mitocondrial de
los hepatocitos, siendo el
más común el anti – M2 (7).
TABLA
2.- CARACTERÍSTICAS DE
SIMILITUD ENTRE LA
CIRROSIS BILIAR PRIMARIO XANTOMATOSA Y LA ENFERMEDAD DE INJRTO CONTRA
HUÉSPED.
Cirrosis
Enfermedad
Biliar
injerto contra
Primaria
huésped
|
Clínica
Enfermedad
hepática
Colestásica
Colestásica
Síndrome
Seco
Sí
Sí
Pigmentación
Sí
Sí
Esclerodermia
Sí
Sí
Fenómeno de
Raynaud y calcinosis
Sí
Sí
Hiposecreción
pancreática
Histología
Hepática
Sí
Sí
Afectación
del dustu biliar pequeño
Sí
Sí
Fibrosis e
inflamación portal
Sí
Sí
Necrosis
Sí
Sí
Inmunología
Autoanticueropos
(AMA) Sí
(AMA)
Sí(no AMA)
Aumento
de gammaglobulinas
Sí
Sí
Complejos
inmunes circulares
Sí
Sí
Anergia
cutánea a DNCB/PPD
Sí
Sí
|
AMA
= anticuerpos antimitocondriales DNCB = Dinitroclorobeneceno.
Fuente: Epstein et al.
A
destacar es el hecho de que dichos anticuerpos no juegan un papel
primordial en la patogenia de la enfermedad, ya que un 10%
de los pacientes con CBP no expresan estos anticuerpos.
conectivopatías e incluso en un 0.3% de la población normal,
pero sí son de gran
ayuda para el diagnóstico (8).
Se
han detectado complejos inmunes circulantes que, al depositarse en
el hígado y ser
capaces de activar el sistema de complemento, podrían conducir a la
perpetuación de la lesión.
Las
alteraciones de la inmunidad celular son también muy complejas. Es frecuente encontrar alergia cutánea al dinitroclorobenceno y al PPD así como una respuesta
linfocitaria in vitro disminuida
frente a diversos mitógenos, también se ha descrito una disminución
de linfócitos circulantes, tanto colaboradores como supresores y
anormalidades en su función, en especial de la supresora.
Epstein
y Col establecieron
una hipótesis etiopatogénica
de la cirrosis biliar primaria
basándose en la similitud
clínica, histológica e
inmunológica con la enfermedad del
injerto contra el huésped
crónica (9), las similitudes
se resumen en la
Tabla 2.
En
la enfermedad del injerto contra huésped crónica, se produce una
respuesta inmune frente a los antígenos tisulares del receptor,
inicialmente dirigida contra los antígenos de histocompatibilidad,
muy abundantes en las células epiteliares ductales
del árbol biliar.
En
la cirrosis biliar primaria, la respuesta
autoinmune se explicaría
a partir de una alteración en la antigenicidad
de esos elementos, secundaria a una infección viral, por una
respuesta cruzada con antígenos bacterianos o virales o por un
fallo en su reconocimiento por los linfocitos T.
Estos
mismos investigadores indican que la
cirrosis biliar primaria podría incluso representar una
verdadera enfermedad de injerto contra el huésped, resultado
d4el paso transplacentario de linfocitos maternos al fetoE, pequeñas
cantidades de esas células darían lugar a la enfermedad tras un
período de lactancia prolongado.
La persistencia de esos linfocitos se debería
a la inducción de tolerancia intrauterina
o a un fallo del reconocimiento como extraños de antígenos
de linfocitos maternos por parte de los mecanismos fetales
inmaduros. La mediación
de la lesión hepática por
linfocitos citotóxicos sensibilizados,
tanto en
el rechazo crónico del trasplante hepático como en la enfermedad
del injerto contra el huésped crónica, está
acorde con la hipótesis de que sean éstas células las
responsables de la lesión ductal en la cirrosis biliar primaria .
Sobre éste hecho hipotético existen variadas observaciones
tanto experimentales como en humanos.
Manifestaciones
Clínicas
La
presentación clínica típica es un cuadro de
prurito insidioso
sin ictericia en el 50
al 60% de los pacientes acompañado
de astenia o fatiga en el 70% de los casos.
La ictericia por lo general aparece entre 6 meses a 2 años
antes de iniciarse las manifestaciones clínicas, en otros casos, en
un 20 – 25% aparece simultáneamente y sólo en casos muy
excepcionales (8%) antes. Son
muy raros al inicio valores
muy elevados de bilirrubina sérica
normalmente menor de 2 mg / 100 ml
en pacientes asintomáticos (4).
El ocasiones el prurito
suele aparecer durante la gestación, por lo que el diagnóstico
diferencial ha de establecerse
con enfermedad colestásica
idiopática del embarazo.
El
mecanismo patogénico del prurito no es bien conocido.
Parece no estar relacionado con los niveles séricos
de ácidos biliares ni con su depósito cutáneo. Lucey y Col en un reporte de 230 pacientes con CBP, observan
que el prurito es más
frecuente en mujres que en varones, por lo que loes esteoides
sexuales tendrían cierta influencia (10).
Sin embargo y a pesar de no correlacionar con las
concentraciones séricas de los ácidos biliares,
responden muy bien al tratamiento con resinas secuestradoras
de ácidos biliares, como la colestiramina o el
colestipol, resinas no absorbibles que se ligan a los
mencionados ácidos en el lumen intestinal, rompiendo su circulación
enterohepática y reduciendo sus niveles séricos.
En
la CBP pueden presentarse otras manifestaciones clínicas
por demás inespecíficas, como anorexia (22%), pérdida de
peso y dolores osteomusculares difusos (16%) así como
manifestaciones del compromiso hepático:
hemorragias digestivas por sangrado de4 varices esofágicas,
ascitis, esteatorrea, osteoporosis, encefalopatía, porto – sistémica,
etc.(5).
La
exploración física es variable en cuando a los hallazgos.
Si en principio es normal, a medida que
progresa el cuadro aparece hepatoesplenomegalia,
hiperpigmetación como consecuencia del rascado, angiomas o
arañas vasculares, eritema palmar,
hirsutismo, xantelasmas y xantomas.
Las observaciones de Reynolds y Col, indica que esta
pigmentación exagerada es el resultado del rascado
perenne. Es así
que un área libre del mismo por su dificultad, es la zona
interescapular, observándose frecuentemente el signo de la mariposa, ya que esta es la única
área libre del rascado (11). Además,
a favor de esta teoría, está
el hecho de que la pigmentación es mayor en aquellos
pacientes con prurito más
intenso. Pueden aparecer excoriaciones incluso con sangrado discreto
secundarias al rascado agresivo como consecuencia del prurito
feroche.
Es
frecuente el desarrollo de xantelasmas y xantomas cutáneos, aunque
muchos pacientes permanecen en el estado prexantomatoso a lo largo
de su enfermedad, en las fases finales los xantomas pueden
desaparecer. La
xantomatosis suelen estar presentes en el 25% de los
pacientes con CBP, cifra que se correlaciona bien con las
concentraciones plasmáticas de colesterol total que suele estar
elevado en el 75 – 80% de éstos.
Sin embargo, las manifestaciones cutáneas de la
hipercolesterolemia, son menos frecuentes, cuando el colesterol
plasmático es inferior a 430 mg / dl (11 mmol/l) y en el 75% de los
sujetos éste suele permanecer inferior a 390 mg / dl (10 mmol / l )
(5).
Entre
4 y un 48% de los pacientes, según los reportes, la CBP se
diagnostica en
individuos asintomáticos. Suelen
ser más jóvenes, con anticuerpos
antimitocondriales positivos y fosfatasa alcalina y
bilirrubina total dentro de los parámetros normales.
Existen pruebas que invitan a pensar que esta forma asintomática
en el diagnóstico tiene una progresión más lenta y un mejor pronóstico
que aquellas que ya presentan manifestaciones clínicas al momento
del diagnóstico.
Un
hecho distintivo viene dado por la elevación de dos parámetros por
una parte, la elevación de las inmunoglobulinas a costa
del incremento de la ItgM cuatro a cinco veces por encima de
sus valores normales siendo este hallazgo una invitación al diagnóstico.
Sin embargo, los aumentos no son constantes y no pueden ser
utilizados como diagnóstico, aunque un incremento da más peso al
mismo. Por otra parte,
la presencia de AMA
positivos, alteración esta última característica del
cuadro. Estos títulos
positivos, lo son en más del 90% de los pacientes afectados.
Son predominantemente IgG.
Aunque trabajos clásicos como el de Klatskin y Cantor y Col
en 1972 destacasen la dificultad
de clasificación de un pequeño grupo de
pacientes con títulos positivos de AMA y biopsia
hepática compatible con hepatitis crónica activa, no ha
habido comunicaciones
relevantes posteriores que hayan reincidido sobre este particular
(8). Trabajos recientes
han investigado la positividad de los AMA
en ausencia de enfermedad hepática.
Un estudio en la ciudad de Shreffield (Inglaterra) halló
1.45% de títulos positivos sobre 3.270 pacientes que acudían al
hospital por otros motivos. Resultados
comparables se han publicado en un trabajo realizado en Alemania
Federal con un porcentaje del 1.5%.
Las diluciones tisulares
variaron desde 1 / 20 hasta 6 casos con títulos de 1 / 1000.
Los AMA son positivos en el 10% de los afectados por otras
hepatopatías. En estos
casos, los AMA suelen disminuir e incluso desaparecer, mientras que
los de los ANA aumentan
con las manifestaciones extrahepáticas.
En la mayoría de los casos el diagnóstico de la hepatopatía
precede al de las otras entidades autoinmunes.
La mayoría de los autores sugieren que podría deberse a que
la patogénesis de estas últimas se secundaria a la de las CFBP.
En resumen la
positividad de los AMA es un excelente4 aviso para que el clínico
inicie los estudios clínicos pertinentes (8).
En
la tabla 3 detallamos el síndrome de la CBP, así como el
porcentaje de presentación de cada uno de los signos de acuerdo a
varias series de autores.
TABLA
3.- SIGNOS Y RESULTADOS
DE LABORATORIO MAS FRECUENTES EN LA CIRROSIS BILIAR PRIMARIA.
CLINICOS
|
Ictericia
|
47 – 60%
|
|
Amenorrea
|
5%
|
Coluria
|
52%
|
|
Angiomas Vasculares
|
32%
|
Hipocolia
|
44%
|
|
Acropaquías
|
8%
|
Pigmentación
cutánea
|
45%
|
|
Esteatorrea
|
30 - 60%
|
Hepatomegalia
|
40 -
90%
|
|
Xerofltalmía
y/o xerostomía
|
72%
|
Esplenomegalia
|
5 -
53%
|
|
Artropatías
|
4 - 42%
|
Hemorragia
digestiva
|
13 - 20%
|
|
Ascitis
|
7 - 12%
|
Hepatomas
|
31%
|
|
Xantelasmas y xantomas
|
15 –25%
|
Pérdida ponderal
|
28%
|
|
Encefalopatía hepática
|
1%
|
|
BIOQUIMICOS
|
Fosfata
alcalina
|
90 - 100%
|
|
Transaminasas
|
80-100%
|
Gammaglutamiltranspeptidasa
|
80 -
100%
|
|
Colesterol total
|
80-100%
|
VSG
|
80 -
100%
|
|
|
|
|
INMUNOLÓGICOS
|
AMA
|
90 -
100%
|
|
|
|
Modificado
de: Azaña JM, Boixeda P. et al. Cirrosis Billiar Primaria:
manifestaciones cutáneas. Piel 1993; 8: 381-387. (12) |
ENFERMEDADES
SISTEMICAS ASOCIADAS A LA CBP.
En
los pacientes con CBP se encuentran alteraciones extrahepáticas en
el 69% de los casos. La
CBP se asocia con casi todas las enfermedades autoinmunes.
Las colagenosis, especialmente
la artritis reumatoide, la dermatomiositis, la enfermedad mixta del
tejido conectivo y el lupus eritematoso
sistémico, son particularmente
frecuentes (12).
La
CFBP puede estar asociada a esclerodermia en un 4% de los pacientes
y con el síndrome CREST completo.
La esclerodermia se suele limitar a esclerodactilia, pero
ocasionalmente afecta a cara, brazos y piernas. Puede estar
presente la queratoconjuntivitis.
Estos pacientes suelen
presentar un anticuerpo anticentromérico
nuclear y a veces complejos inmunes circulantes que contienen
la proteína ribonuclear
AgRo. Aproximadamente en el 75%
de los pacientes se presenta un síndrome sicca de sequedad oral y ocular, con o sin artritis,
completando el síndrome de Sjorgren (13).
Otras lesiones cutáneas asociadas incluyen vasculitis por
inmunoscomplejos y
liquen plano, que también se presenta en la enfermedad injerto
contra huésped crónica. En
fin se ha publicado casos CBP asociado
y vitiligo, dermatit6is herpetiforme, liquen
escleroso y atrófico, pénfigo, penfigoide ampolloso,
Hypoderma gangrenoso, reticulohistiocitosis multicéntrica,
protoporfiria eritropoyética,
escleredema, sarcoidosis, síndrome del nevo azul en tetina de goma
y granulom anular. Es
frecuente la tiroiditis autoinmune, afectando aproxiamadamente aun
20% de los pacientes.
También se ha descrito la enfermedad de Graves (14).
Se
ha descrito la asociación entre CDBP y atrofia de las vellocideades
yeyunales, similar a la enfermedad celíaca.
La colitis ulcerosa es otra rara asociación.
La
CBP se asociado a trombocitopenia
autoinmune y a anticuerpos
contra receptor insulínico.
Las
complicaciones renales incluyen a la glomerulonefritis
membranosa por IgM.
La
acidosis tubular
renal se atribuye al depótiso de cobre en el túbulo renal distal.
La hipouricemia y
la hiperuricosuria son otros hallazgos del fallo tubular renal.
En el 35% de los casos se desarrolla bacteriuria, que
puede ser asintomática.
Se
ha descrito la CBP en una familia, asociada con la deficiencia
selectiva de IgA. Esto
indica que la patogénesis no requiere
mecanismos inmunes dependientes de IgA (15).
La
incidencia de cáncer de
mama es de 4.4 veces mayor que en la población general comparable
(16).
La
CBP se ha asociado también con mielitis transversa debida a
vasculitis y mielopatía necrotizante.
Son comunes las acropaquías y ocasionalmente e4xiste
osteoartropatía hipertrófica (17).
La
insuficiencia pancreática es
secundaria al flujo biliar bajo
y quizás a daño inmunológico del conducto pancreático.
La
transferencia anormal de gases a nivel pulmonar se asocia a Rx de tórax
anormal con nódulos y fibrosis intersticial. La biopsia pulmonar
muestra enfermedad intersticial. Se ha descrito también granulomas
de células gigantes intersticiales a nivel pulmonar.
Estos pacientes suelen presentar síndrome de Sjogren
asociado.
El
síndrome CREST se acompaña de neumonit6is intersticial y
anormalidades vasculares
pulmonares.
La
TAC muestra en un 81% de los pacientes con CBP adenopatías en el
ligamento gastrohepático
y periportales. También
se pueden ver adenopatías paracaridales y mesentéricas.
ANATOMIA
PATOLÓGICA
La
única lesión hepática diagnóstica de CBP es el daño de los
conductos biliares septales o interlobulilares.
Estos conductos habitualmente no se ven en muestras de punción
aspiración con aguja fina (PAAF), pero están bien representados en
las biopsias quirúrgicas.
Sin embargo, el número de éstas biopsias
está disminuyendo al ser cada vez más
infrecuente la
cirugía. La
interpretación de una biopsia
por PAAF precisa de un histopatólogo
experimentado.
La
enfermedad comienza con daño del epitelio de los conductos biliares
intrahepáticos pequeños.
Exámenes histométricos muestran destrucción de los
conductos biliares menores de 70 – 80 um de diámetro,
particularmente en fases precoses. Las células epiteliares están
edematosas irregulares
y la membrana basal está rota.
Alrededor del conducto dañado aparece una reacción celular
con linfocitos, células plasmáticas, eosinófilos e
histiocitos. Habitualmente
se forman granulomas en la zona 1.
Los
conductos biliares
llegan a destruirse. Son
reeamplazados por agregados linfocitarios y empiezan a proliferar
nuevos conductos biliares. En
los espacios porales se identifican las ramas de la arteria hepática,
pero sin correspondiente conducto
biliar. La fibrosis se extiende desde el espacio portal
y existe grado variable de necrosis parcelar.
Histoquímicamente puede demostrarse cantidades considerables
de cobre y proteínas asociadas. Los septos fibrosos distorsionan
gradualmente laarquitectura hepática y se forman los nódulos
de regeneración. Normalmente
son de distribución irregular
y puede verse cirrosis en una part6e de la biopsia, pero no en
otras. En algunas áreas
la arquitectura lobular puede estar preservada durante un
tiempo. En estadios precoces la colestasis está en la zona 1
(portal).
En
un 25% de los casos puede verse en hepatocitos
depósitos hialinos, similares a los 4existentes en la
patología etilicia(18).
La
histología hepática
muestra variaciones que
han sido organizadas en estudios según el criterio que impuso
Sheuer en 1971 (19). Este
criterio se basa en los hallazgos histológicos en cuatro estadios
que han definidos por este autor.
Estadio
1: lesiones floridas de conductos biliares.
Estadio
II: proliferación ductal.
Estadio
III: cicatricial (fibrosis septal y puentes).
Estadio
IV: cirrosis
Dicho
estadiaje es de valor limitado, ya que los cambios hepáticos son
focales y afectan diferentes partes a distinta
velocidad. Los
estadios se superponen. En particularmente difícil de
separar los estadios II y III. La enfermedad tiene
un curso muy variable y en
pacientes asintomáticos
puede verse lesiones de estadio III avanzado.
Incluso con bipsias
seriadas se ha comprobado que el mismo 4estadio
puede persistir durante muchos años.
DIAGNOSTICO
La
CBP se sospecha cuando una mujer de mediana edad presenta prurito
con o sin ligera ictericia.
Se confirma si la fosfatasa alcalina sérica esta elevada, a
veces con una IgM en suero igualmente alta, AMA positivos y una
histología hepática compatible mediante PAAF. En los pacientes
asintomáticos la enfermedad se debe sospechar ante una fosfatasa
alcalina elevada o una positividad de los AMA.
Todos
los test bioquímicos pueden ser normales.
En
los pacientes atípicos puede
ser necesario visualizar los conductos biliares mediante
colangiografía endoscópica o
percutánea. En la
tabla 4 se resumen los datos que ayudan a establecer el diagnóstico
de la CBP. Para el
diagnóstico certero es preciso que se cumplan, demostrada la
permeabilidad del árbol biliar, 3 de los 4 últimos criterios.
TABLA
4.- CRITERIOS
DIAGNOSTICOS DE LA CBP
Sospecha
clínica (exceptuando
casos asintemáticos).
Demostración
de permeabilidad del árbol biliar.
Fosfatasa
alcalina elevada como mínimo
3 veces los valores normales,
durante
al menos 6 meses.
Positividad
de AMA.
Elevación
de IgM sérica.
Bipsia
hepática compatible
|
*
Mediante Ecografía, TAC, colangiopancreatografía o
transparietocolangiografía.
** Se da en más del 95% de
los casos.
*** Puee ser normal en al
menos el 25% de los casos. |
En
el estadio asintomático de la CBP se debe hacer el diagnóstico
diferencial con otras causas de elevación de la fosfatasa alcalina
sérica, como la enfermedad de Paget.
Los niveles elevados a gamma – glutamil – transpeptidasa
suelen diferenciarlas.
En
la forma sistomática el diagnóstico diferencial
habrá que establecerlo con la obstrucción biliar
extrahepática, colangitis esclerosante primaria,
pericolangitis, carcinoma de ductos biliares, colangitis inducida
por fármacos. Sarcoidosis, cirrosis criptogenética y hepatitis crónica
activa HbsAg negativa. En
estudios muy tardíos la diferencia con la hepatitis crónica activa
puede ser muy difícil. El patrón bioquímico normalmente
es diferentes. La
biopsia hepática que
orienta hacia la CBP incluye lobulillos intactos, necrosis parcelar
ligera, colestasis periseptal
y agregados linfocitarios.
Por
último, el diagnóstico diferencial con la colangitis
esclerosante primaria puede ser difícil, aunque en esta
patología los AMA son siempre negativos o presentes a títulos
bjaos y la colangiopancreatografía demuestra las irregularidades típicas
de los conductos biliares (209.
PRONOSTICO
El
curso de los pacientes asintomáticos es variable e impredecible y
aconsejar al paciente y a su familia es muy difícil.
Algunos nunca tendrán sintomatología y otros presentaran un
curso de deterioro progresivo.
Hoy día, en los pacientes con CBP, en fase terminal, puede
efectuarse un trasplante hepático. El pronóstico basado en los datos clínicos determina el
mejor momento para la intervención.
La
esperanza de vida para algunos pacientes asintomáticos puede no ser
diferente de la de la población en general.
Los resultados presentados sobre el tiempo que tardan en
hacerse sintomáticos son muy variables.
Como promedio, los pacientes
asintomáticos se hacen
sintomáticos en 2 – 7 años.
En
pacientes sintomáticos el pronóstico está marcado por la
determinación del mejor momento para el trasplante hepático.
Los valores de bilirrubina sérica son buenos indicadores
pronósticos. Cuando
los valores son considerablemente mayores de 6 mg / dl no es
probable que el paciente viva más de 2 años.
Otros
factores que predicen una
menor supervivencia incluyen los síntomas, la edad avanzada, la
hepatoesplenomegalia, la ascitis y una concentración de albúmina sérica
menor de 3 g / dl. Histológicamente la necrosis parcelar, la colestasis, los
puentes fibrosos y la
cirrosis se correlacionan con un peor pronóstico.
La desimenación de la enfermedad de las áreas portales a
las periportales indica progresión.
Los granulomas objetivados en la biopsia inicial pueden
predecir una supervivencia más alargada.
Con
una media 5, 6 años, las varices esofágicas se desarrollan en un
31% de los pacientes y un 48% de los mismos presentan sangrado. Es más
probable que se desarrollen varices en aquellos pacientes con
concentraciones de bilirrubina sérica alta y con estadio histológico
avanzado. Una vez que
las varices se desarrollan el 83%
sobrevive 1 año y el 59% lo hace 3 años.
La supervivencia tras el primer episodio de sangrado es del
65% al año y de un 46% a los 3 años.
Esta es una supervivencia a corto plazo considerablemente
mayor que en pacientes con enfermedad hepática alcohólica.
Las enfermedades asociadas autoinmunes como la tiroiditis el
síndrome seco o el fenómeno de Raynaud, se correlacionan con una
menor supervivencia.
El
estadio terminal dura aproximadamente 1 año y está marcado por un
aumento rápido de la ictericia, con desaparición de los xantomas y
del prurito. La albúmina
sérica y los niveles
de colesterol total caen. Se
desarrolla edema y ascitis. Los
hechos finales incluyen episodios de encefalopatía hepática con
sangrado incontrolable, normalmente por varices esofágicas.
Una infección intercurrente a veces una septicemia por
gramnegativos, puede ser terminal (5).
TRATAMIENTO
Medidas
generales.-
son
las aplicadas a todo paciente con colestasis e incluyen control
de la ictericia y manejo de la estetorrea y de la pérdida ósea.
A todos los pacientes colestáticos se administran de forma
parenteral las vitaminas liposolubles A, D, K, y suplementos de
calcio y vitamina E orales. Se
debe recomendar la exposición solar.
El prurito intratable y la neuropatía dolorosa pueden ser
tratados con plasmaférisis. Es
un proceso especializado y muy costoso, pero puede ser considerado
en pacientes excepcionales.
Fármacos.-
el ácido
ursodesoxicólico (10 mg / Kg / peso / día) se administra para
sustituir a los ácidos biliares tóxicos y mejorar la función hepática.
El prurito y otros síntomas se reducen.
La bilirrubina sérica, fosfatasa alcalina, transaminasas,
GGT colesterol e IgM se reducen dee forma signifiativa.
Los efectos de esta terapia son mayors durante los 6 primeros
meses. Los pacientes
con la enfermedad avanzada presentan menor efecto de la terapia.
Probablemente la histología hepática muestre pocos cambios.
En ocasiones los pacientes dejan de responder y aumenta el
prurito. La ursoterapia, es costosa, pero carece de
efectos secundarios. Debería
administrarse en pacientes con estadios precoses para enlentecer la
progresión a fallo hepático.
Son necesarios mayores seguimientos
y con mayor número de pacientes. (21).
Corticoides.-
los
pacientes tratados con predniosolona presentan menor ictericia y
astenia, bajan los niveles de fosfatasa alcalina y transaminasas y
mejoran la biopsia hepática. Sin
embargo, la pérdida ósea
contraindica este tratamiento,
los corticoides no deben usarse.
Azatioprina.-
en inicio
los ensayos clínicos mostraban que esta droga no alteraba el curso
natural de la enfermedad. Sin
embargo, un ensayo internacional posterior mostraba beneficios en términos
de mortalidad, pero no aportaba datos bioquímicos ni histológicos.
La azatioprina no se usa hoy en día para tratar
la CBP (22).
D
– penicilamina.- reduce
el cobre hepático, es un antiflamatorio y puede fr4enar la maduración
del colágeno. Los ensayos iniciales fueron favorables pero no han
podido ser confirmados. Además,
los efectos indeseables graves están presentes hasta en el 30%
aproximadamente de los pacientes, en forma de depresión medular, síndrome
neufrótico, síndrome de Lupus – Like, mialgias, etc.
Estos resultados parecen indiar que el uso de la D –
penicilamina ha sido abandeonado.
Ciclosporina.-
en
ensayos limitados reduce los síntomas y mejora las pruebas bioquímicas.
En los 2 años de tratamiento, las biopsias hepáticas muestran
menor progresión. Sin
embargo, la nefrotoxicidad y la hipertensión arterial son
complicaciones importantes, por lo que este tratamiento no es seguro
para uso prolongado (23).
Clorambucil.-
mejora
las pruebas bioquímicas y las biopsias hepáticas muestran menor
inflamación. La aplasia medular es una complicación, por lo que su uso se
ha abandonado.
Metotrexate.-
dosis de
15 mg / semana en infusión de 24 horas reducen los síntomas y
mejoran las pruebas bioquímicas.
Las complicaciones del tratamiento incluyen aplasia medular y
neumonitis intersticial. Son
poco frecuentes y reversibles, pero debería cuestionarse el uso
prolongado de una droga potencialmente hepatóxica aun en pequeñas
dosis. Los pacientes en
estadio terminal no
responden a este tratamiento.
Cochicina.-
interfiere
con la síntesis del colágeno y puede incluso degradarlo. Mejora
las pruebas bioquímicas y
la supervivencia, pro no tiene efectos en los síntomas o en la
histología hepática. La
cochicina es
relativamente poco tóxica y se administra a dosis de 0.5 mg dos
veces al día. El
beneficio a largo plazo es dudoso (21).
La conclusión es que, de momento sólo es seguro el
tratamiento sintomático a las medidas generales que hemos indicado
en párrafos anteriores.
REPORTE
DEL CASO
Enfermo
de 44 años desfolico
crónico que ingresa
en agosto de 1993 por presentar ictericia de piel mucosa,
prurito y lesiones cutáneas de tipo tumoral de diversos tamaños.
Refería que su
enfermedad comenzó desde dos años antes de su ingreso, con
ictericia acompañada de coluria.
Nota que tinte ictérico ha sido aumentando en relación al
tiempo de evolución.
A pesar del tratamiento persistió la ictericia y el prurito asociándose
a éstas astenia, pérdida ponderal, dolores óseos, difusos
y lesiones cutáneas tumorales de varios tamaños así como
hiperpigmentación cutánea.
EXPLORACIÓN
FÍSICA GENERAL
El
examen físico demostró, facies leonina, ictericia e
hiperpigmentación difusa de la piel.
Presencia de lesiones de rascado asociados a xantomas
localizados en grandes pliegues
a manera de mosaico. Antebrazos,
pabellón de las orejas, párpados y glande muy sugestivas de ser
hepatoesplenomegalia. Llamaba la atención la presencia de
abdomen globuloso y red venosa
superficial indicativo de cierto estado de hipertensión portal con
ascitis libre en cavidad.
La
pre4scripcfión de resinas secuestradoras de ácidos biliares mejoró
en algo el prurito, pero su estado general ha desmejorado
significativamente en los últimos días en relación a su ingreso,
ocasionalmente estdo confuso y poco colaborador.
Los
exámenes de sangre.- hematocrito
25%. Hb 8.5 g/l le4ucocitos 9 900, segmentados 92, linfocitos
8, glicemia 78 mg / dl, creatina 0,4 mg /dl, urea 25 mg/dl, ácido
úrico 12 mg /dl., proteínas totales 7.3 mg%, albúmina 4.3 mg%,
globulina 3.0 mg %, colesterol total 2,068 mg / dl, triglicéridos
300 mg / dl, c – LDL 945 mg
/ dl, c – HDL 38 mg/ dl, electroforesis
de lipoproteínas plasmáticas,
no quilomicrones, alfa reducida, incremento de pr4e – beta,
marcado incremento de betalipoproteínas. GOT 160 U/l GPT45 U/1 bilirrubina total 12.1 mg bilirrubina
directa 7.9 mg bilirrubina indirecta 4,2 mg, lipasa 234 U /1
fosfatasa alcalina 1 700 U /1 AMA (+) 1 E:20 . ANA . negativos.
EXPLORACIONES
COMPLEMENTARIAS
TAC DE ABDOMEN:
Cortes
cada 10 mm desde las cúpulas diafragmáticas
hasta las crestas iliacas,
después de la administración de medio de contraste
oral e intravenoso. Parénquima
hepático aumentado de tamaño, se identifica dilatación de vías
biliares intrahepáticas. Vesícula
biliar de tamaño pequeño. No
se observadilatación de vías biliares extrahepáticas.
Bazo aumentado de tamaño.
Ascitis libre en flancos de poca cantidad. Riñones y
suprarrenales de forma y tamaño normales.
Conclusión E: hipatoesplenomegalia. Dilatación de vías
biliares intrahepáticas. Se sugiere realizar colangiografía
transparietohepática. Estudio histopatológico: se realizó biopsia
percutánea de hígado por medio de PAAF.
La interpretación de la misma se resume en la (foto 6).

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Foto 1. Presencia
de xantomas planos (mosalco), en pliegues axilares. Nótese
la hiperpigmentación cutánea acompañante. |
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Foto 2.
Xantomas tuberosos en el pabellon de las orejas |
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Foto
4. Xantomas tuberosos en el glande. |
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Foto 4. Corrida
electroforética en gel de agarosa. |
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Laparoscopia:
Superficie irregular de aspecto nodular, con punteado
verdoso de distribución irregular. La biopsia confirmo CBP. |
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Foto 6. Imagen
anatomopatológica. Evidencia histológica de un estadio 4
de CBP: desarrollo de cirrosis. |
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